El escenario Indio, recibió entre copal e incienso a Los Cogelones, a partir de las 2:55 de la tarde el festival transformó uno de sus espacios en un santuario de Rock urbano.
Es indescriptible el alcance que puede tener en el público la música que está fuera de una pose o moda. Quizá sea muy atrevido decir que esta banda es auténtica, pero merecen el galardón, aún más en tiempos de posmodernidad en donde todo es objeto de consumo y la línea entre la diversidad étnica y la pose puede ser muy delgada.
Previo a la aparición de la banda originaria de Ciudad Nezahualcóyotl en el Estado de México, la gente que los esperaba coreaba el nombre de la agrupación. Tras su primera canción los gritos y cantos del público se intensificaron tanto como la fuerza que proyectan los ritmos psicodélicos de las guitarras acompañadas del retumbar de los tambores.
Por medio de llamados a sus ancestros se desarrolló un concierto en el que los títulos y las letras de las canciones evocaron círculos de slam en diferentes momentos, la euforia y diversión fue acompañada por canciones como “Danza de sol”, “Mexica” y gran parte de su más reciente disco.
Así que sin pretensión y sin moda étnica y sí con claridad identitaria, se presentaron personas que desde su raíz comparten mediante el lenguaje de la música elementos de su colectividad Mexica, acompañados de una banda de guerra que al compás de las luces, tambores y trompetas marcaron el inicio de este escenario.
Texto: Michelle Martínez Ayala
Imagen: Zoombie Films
